Recientemente llevamos a cabo un webinar sobre el escrito que os presentamos a continuación, además, en breve tendremos una publicación en la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas.
La alta
exigencia en los deportistas cada vez más, crea la necesidad de controlar
minuciosamente el proceso de adaptación al entrenamiento deportivo. Para ello
la valoración fisiológica del deportista vital para establecer objetivos de
entrenamiento según la vía metabólica que se quiera trabajar.
Así, dentro de
la valoración fisiológica, mediante
una prueba de esfuerzo escalonado intervalico progresivo maximal (EPIM),
podemos obtener información sobre las zonas aeróbicas y anaeróbicas de
entrenamiento deportivo. En los deportes de resistencia, el umbral aeróbico
(UAe) y umbral anaeróbico individuales (UANi) son esenciales para los
entrenamientos de la vía aeróbica lipolítica y glucolítica.
Así por ejemplo,
a una intensidad de entre 60-68% del VO2max que puede tener el UAe un
deportista de resistencia aeróbica de larga duración (DRLD) y los preparadores
o fisiólogos deportivos, saben que a esta zona se potencia al máximo la quema
de grasa y eficiencia metabólica. Por otra parte, estos suelen tener el UANi a
en tornos al 80-90% del VO2max (Wilmore y Costil, 1998). Cuando más alto sea
este umbral, el deportista será capaz de mantener el ritmo a intensidades
elevadas utilizando energía de forma aeróbica y así reservar durante más tiempo
los depósitos de glucógeno muscular.
Por otra parte, los parámetros bioquímicos son de
utilidad para un mejor control del deportista a través de datos más objetivos
del estado fisiológico. Ofrecen información de gran utilidad para el
dietista-nutricionista o fisiólogo del deporte para el seguimiento nutricional
y control de la carga interna del entrenamiento (Viru y Viru, 2013).
La glucosa y el
perfil lipídico, son parámetros utilizados en las consultas, pero insuficientes
para el control de los entrenamientos. La concentración de ácido láctico en
plasma es la herramienta más común para valorar la carga de entrenamiento,
donde valores superiores a 4 mmol/l, indican gran intensidad del entrenamiento
y se utiliza para correlacionar las intensidades metabólicas marcadas en la
prueba de esfuerzo (Billat, 1996) para luego indicar zonas según la frecuencia
cardiaca, potencias o velocidades concretas. Aunque hasta ahora, solamente se
utilizaba la frecuencia cardiaca para el control de la intensidad de zonas de
entrenamiento aeróbicas, actualmente se utilizan cada vez más la potencia o
velocidades de carrera. Esto hace que el entrenamiento esté mucho más
individualizado.
La urea, la
alanina o el aumento de cuerpos cetónicos, nos indican un vaciamiento de los
depósitos de glucógeno muscular, utilización de otros sustratos energéticos y
en esta situación se da un aumento de destrucción proteica (proteólisis)
(Martínez-Sanz y Urdampilleta, 2012; Urdampilleta et al, 2012).
Otras enzimas
como la creatinquinasa (CK), lactato deshidrogenasa (LDH) y dos transaminasas;
la transaminasa glucooxalacética (GOT) o aspartato aminotransferasa (AST) y la
glutamicopirúvica (GTP) o alanina aminotransferasa (ALT), sugieren en
concentraciones altas, que la carga de entrenamiento fue elevada produciendo
roturas miofibrilares o activación del ciclo de glucosa-alanina (cuando se
vacían los depósitos de glucógeno muscular) (Fallon et al, 2008).
A la vez, la
determinación de otros sustratos como el amonio, glutamina o el ratio testosterona/cortisol, sirven para detectar
un posible estado de sobre-entrenamiento. Así mismo, las últimas
investigaciones sugieren que elevadas concentraciones de cortisol disminuyen el
sistema inmunológico.
Tener una
información más precisa para el control y seguimiento del entrenamiento
deportivo, se observa que cada vez es más necesario para individualizar más las
posibles intervenciones dietético-nutricionales así como optimización del
entrenamiento deportivo (Urdampilleta et al, 2013).
Referencias bibliográficas
Billat LV. Use of blood lactate measurements for prediction of exercise performance and for control of training. Recommendations for long-distance running. Sports Med. 1996;22(3):157-75.
Fallon KE. The clinical utility of screening of biochemical parameters in elite athletes: analysis of 100 cases. Br J Sports Med. 2008;42(5):334-7.
Martinez-Sanz JM, Urdampilleta A. Necesidades nutricionales y planificación dietética en deportes de fuerza. Motricidad. European Journal of Human Movement. 2012;29:95-114.
Urdampilleta A, Vicente-Salazar N, Martínez-Sanz JM. Necesidades proteicas en los deportistas y pautas diétetico-nutricionales para la ganancia de masa muscular. Rev Esp Nutr Hum Diet. 2012;16(1):25-35.
Urdampilleta A, Martinez-Sanz JM y Lopez-Grueso R. Valoración Bioquímica del entrenamiento deportivo (datos sin publicar).
Viru A, Viru M. Análisis y control del rendimiento deportivo. 1 ed. Badalona (Barcelona): Paidotribo;2003.
Wilmore J, Costill D. Fisiología del esfuerzo y el deporte. 1 ed. Barcelona: Paidotribo:1998.
Trigo P, Castejon F, Riber C, Muñoz A. Use of biochemical parameters to predict metabolic elimination in endurance rides. Equine Vet J. 2010;42(38 Suppl 1):142-6.
Fallon KE. The clinical utility of screening of biochemical parameters in elite athletes: analysis of 100 cases. Br J Sports Med. 2008;42(5):334-7.
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